Somos “bichos Euclidianos”, no concebimos más de tres dimensiones perpendiculares entre sí.
La pregunta es: ¿por qué?
Podemos ubicar un objeto respecto de nosotros a través de 3 coordenadas:
- La abscisa o coordenada X, que nos indica que tan lejos está horizontalmente, ya sea a la derecha o a la izquierda.
- La ordenada o coordenada Y, que nos indica que tan alto está del suelo o de la abscisa.
- La coordenada Z, que nos da la profundidad o que tan lejos o cerca está; es la que nos informa de la 3ra. dimensión, incluso de su volumen.
Así, su distancia «D» respecto de nosotros cumple con el Teorema Pitagórico, o sea que:
D2 = X2+Y2+Z2
Incluso, si consideramos el tiempo como cuarta dimensión, este teorema sigue valiendo, quedando:
D2 = X2+Y2+Z2+c2t2
donde “c” es la velocidad de la luz y “t” el tiempo.
Si consideramos “n” dimensiones, todas las que deseemos, el teorema continua valiendo, siendo su forma general:
D2= x12+x22+x32+…+xn2
Esto nos permite pensar.
Si el teorema vale para “n” dimensiones, éstas, ¿realmente existen o el teorema vale para más dimensiones que las reales?
De hecho, los modelos cosmológicos dicen que hay 11 dimensiones; 10 espaciales y 1 temporal (el tiempo) (https://paolera.wordpress.com/2022/07/29/el-tiempo-esa-dimension-temporal/).
Luego, ¿por qué no podemos ver las 7 dimensiones restantes?, ¿acaso son ficticias y aparecen para darle completitud matemática a los modelos? (recordemos que la corriente eléctrica alterna se describe con expresiones reales e imaginarias).
Pero si son reales: ¿por qué no las apreciamos?
Según Stephen Hawking, puede ser que estén muy curvadas sobre ellas mismas, tanto, que no las podemos apreciar.
Es como ver un hilo muy largo y delgado, no podemos advertir la curvatura de su superficie cilíndrica. Lo mismo puede estar sucediendo con las dimensiones espaciales extras.
Por estar tan curvadas sobre ellas mismas, nuestros sentidos no desarrollaron la sensibilidad necesaria para detectarlas. No se destacan frente a las 3 dimensiones clásicas que nos dan información útil del espacio en el que nos movemos y, sencillamente, las dejamos de detectar.
Luego, somo bichos de tres dimensiones por selección natural.
Ref.:
pdp.